josé echeverri

Kintsugi: la belleza de nuestras roturas y el origen del liderazgo imperfecto

Kintsugi: la belleza de nuestras roturas y el origen del liderazgo imperfecto

Descubrí la filosofía del Kintsugi gracias a mis hijos, apasionados por la cultura japonesa. Juntos comenzamos a explorar su historia, rituales y tradiciones, y fue entonces cuando esta técnica milenaria me tocó profundamente, llegando en un momento crucial de mi vida. Reflexioné sobre mis propios fracasos y caídas, tanto en lo personal como en lo profesional. Hubo momentos en los que me sentí roto, y mi instinto fue encajar en mi entorno, mantener una imagen impecable ante los demás, como si nada hubiera sucedido. Pero,

¿Y si no se trata de encajar perfectamente, sino de mostrar esas roturas con orgullo?

El Kintsugi, una técnica que repara piezas rotas utilizando barniz mezclado con oro, nos enseña a no disimular las roturas, sino a hacerlas más visibles, convirtiendo lo que una vez fue una fractura en una obra de arte. Este concepto me llevó a un profundo cambio de perspectiva: en lugar de ocultar mis errores, ahora los muestro con orgullo, sabiendo que son parte esencial de mi historia.

En una sociedad donde la perfección parece ser la meta, reconocer nuestras imperfecciones puede ser liberador. Las grietas en mi vida, esas que solía esconder, son ahora la razón de mi fortaleza. Al igual que el Kintsugi, mis heridas me han permitido crecer y ser más resiliente. Porque al final, lo que me hace único y fuerte son esas cicatrices doradas que marcan mi camino.

¿Te gustaría saber más sobre cómo aplicar estos principios en tu organización?

CONVERSEMOS

Será un gusto trabajar juntos para implementar un liderazgo auténtico y transformador.

En algún momento de nuestras vidas, el mundo nos rompe a todos. Y luego, algunos se hacen más fuertes en sus partes rotas.

  • Ernest Hemingway

Esta reflexión fue el punto de partida para lo que hoy llamo “Liderazgo Imperfecto”. Creo firmemente que como líderes, debemos abrazar nuestras roturas y convertirlas en nuestra mayor fuente de belleza y aprendizaje. Dejar de lado la búsqueda de una imagen perfecta y apreciar la belleza de la imperfección es el primer paso hacia un liderazgo más auténtico y humanizado.

Si te ha inspirado esta historia y quieres llevar este enfoque a tu liderazgo, te invito a reflexionar sobre tus propias cicatrices y cómo pueden convertirse en fortalezas. Juntos, podemos transformar nuestras organizaciones y nuestras vidas a través de un liderazgo que valora lo imperfecto

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