Sin apenas darnos cuenta, nuestra atención ha sido “robada”.
Pasamos horas saltando de una aplicación a otra, perdiendo la noción del tiempo y el contacto con nuestro entorno. Las distracciones son la nueva norma, y con ellas, hemos sacrificado algo esencial: el verdadero enfoque.
Como observador de las dinámicas modernas, tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, noto esta desconexión constantemente. En una reunión, en un restaurante, incluso en casa, veo cómo el brillo de las pantallas sustituye el contacto humano.
En el trabajo, es habitual que, mientras alguien expone ideas, varios asistentes estén absortos en sus dispositivos. Luego, esas mismas personas se sienten excluidas o desinformadas. En casa, la escena no es muy distinta: familias que comparten la mesa, pero no miradas.
¿Es esto lo que entendemos por calidad de tiempo compartido?
Las cifras hablan
La magnitud de esta distracción global es inquietante.
Un estudio de la Universidad de California, liderado por la profesora Gloria Mark, indica que los adultos en la oficina cambian de tarea cada tres minutos, mientras que los estudiantes lo hacen cada 65 segundos, logrando concentrarse solo 19 segundos.
¿Cómo podemos aspirar a ser productivos o creativos con esta fragmentación?
Además, el profesor Michael Posner descubrió que tras una interrupción, nuestro cerebro necesita al menos 23 minutos para recuperar el enfoque. Y, por si fuera poco, tocamos nuestros teléfonos más de 2,600 veces al día.
En mi artículo sobre Los analfabetas del futuro: una reflexión personal sobre el éxito en el siglo XXI, exploro más a fondo cómo esta falta de foco afecta nuestra capacidad para alcanzar metas significativas.
El mito del multitasking
En los años 60, se desarrollaron máquinas capaces de ejecutar múltiples tareas a la vez, y el término “multitarea” comenzó a aplicarse también a las personas.
Sin embargo, el neurocientífico Earl Miller sostiene que nuestro cerebro no puede manejar varios pensamientos conscientes a la vez. La multitarea, lejos de hacernos más productivos, incrementa los errores y reduce nuestra creatividad.
¿Cómo recuperar el enfoque?
Recuperar el enfoque no es solo posible, sino necesario. Aquí algunas prácticas para lograrlo:
- Entrenamiento del enfoque: Dedica 15 minutos a una sola tarea sin interrupciones. Con el tiempo, aumentan estos períodos. Como cualquier músculo, el cerebro se fortalece con la práctica.
- “Modo avión” para la mente: Una técnica que empleo es desconectar todos mis dispositivos cuando necesito concentrarme en tareas importantes. Este simple ajuste incrementa mi productividad enormemente.
- Trabaja con propósito: Enfocarse es más sencillo cuando lo que haces tiene un propósito significativo. Intenta alinear tus tareas diarias con tus objetivos a largo plazo para encontrar motivación en ellas.
Además, he adoptado un método para reconquistar mi tiempo, revisando el correo solo tres veces al día—por la mañana, al mediodía y antes de cerrar el día. Esto me ha permitido avanzar en mis proyectos sin sentir la presión de estar siempre disponible.
¿Sientes que la era de la distracción está afectando tu liderazgo o la productividad de tu equipo?
Conectar con tus valores y objetivos puede ayudarte a redescubrir el enfoque.
Conversemos y explora cómo puedo ayudarte a recuperar el enfoque de tu equipo y llevarlos a la máxima productividad y capacidad de atención.
Quiero saber cómoUn llamado al enfoque
El primer paso es ser conscientes de que nuestra atención está en constante riesgo de ser robada. Vivimos en un mundo que premia la hiperconexión y la inmediatez, donde la profundidad y la concentración se han convertido en un lujo. Pero podemos resistir.
Volvamos a mirar a los ojos durante una cena, a tener conversaciones significativas, a estar verdaderamente presentes. Liderar en esta era no significa sólo gestionar equipos o decisiones rápidas, sino también tener la capacidad de prestar atención a lo que realmente importa.
Para reflexionar, pregúntate: ¿Estás dedicando tu tiempo a lo que realmente importa?