josé echeverri

¡Psicópatas en el Poder!: ¿Cómo ser un líder eficaz en el mundo empresarial?

psicopatas en el poder

A los psicópatas se les da bien el liderazgo. De hecho, alrededor del 21% de los altos ejecutivos son calificados como psicópatas, según el estudio realizado por Nathan Brooks. Todos tenemos algo de psicópatas, pero está claro que los psicópatas son desproporcionadamente buenos para hacerse con el poder.

Los psicópatas tienen una variedad de atributos, que cuando saben cómo aprovecharlos y mantenerlos bajo control, confieren ventajas considerables no solo en el lugar de trabajo sino en la vida cotidiana. Y como describe a los psicópatas Kevin Dutton en su libro La sabiduría de los psicópatas, los psicópatas son como “la luz del sol, la sobreexposición puede acelerar la muerte de manera grotesca. Pero la exposición regulada a niveles controlados y óptimos puede tener un impacto positivo significativo en el bienestar y la calidad de vida.”

Nada es imposible

Cuando los líderes psicópatas utilizan ese poder de manera positiva, reflejan audacia, seguridad, tolerancia al estrés, propensión al riesgo y son carismáticos. Son personas con una energía inagotable y su positivismo llega al punto de tener como lema una afanada publicidad de Adidas que decía “nada es imposible”.

Eso les permite tener un alto nivel de resiliencia para enfrentar las barreras, dificultades, e incluso, están dispuestos a sacrificar alguna batalla, con el fin de ganar la guerra. Esta clara convicción de que van a lograr su cometido genera un alto nivel de seguridad en los equipos a su cargo, que, al ver a su líder con tal grado de convicción y fortaleza mental, están dispuestos a pelear a su lado, porque también se convencen de que es posible lograr el resultado.

Tienen otra particularidad especial, y es que nada se lo toman personal, por ello ven los conflictos como algo muy positivo e indispensable para lograr las mejores soluciones a los problemas que enfrentan. Por esta razón, son líderes que buscan conformar equipos con un alto nivel de diversidad para que las diferencias generen el conflicto de manera natural e inevitable.

Su propensión al riesgo es alta y por esto trabajan en “modo prototipo”, esto significa que les gusta probar sus ideas de la manera más rápida posible y que el error tenga el mejor costo e impacto posible.

Este carisma particular genera amores y odios entre las personas, siendo personas con tal grado de intensidad que resulta abrumadora porque nada es suficiente, ya que siempre quieren más. Por esto, son líderes que funcionan mucho mejor en entornos de transformación o cambio, como un negocio en crisis, o un entorno exitoso que quiere evolucionar al siguiente nivel.

Recuerdo una buena experiencia que tuve con un líder con esta tipología, y a quien, con el propósito de proteger su identidad, voy a llamar Iceman, quien llegó a una región de Latinoamérica para gestionar un negocio en crisis.

A pesar de tener la posibilidad de consolidar las operaciones en menos países, tomó el riesgo de hacer una apuesta de expansión porque tenía la convicción del potencial del mercado. Fue un viaje intenso y difícil, con momentos críticos porque también se jugaba su reputación profesional porque implicaba hacer lo imposible o morir en el intento.

De esta época, me quedaron muchos aprendizajes y uno de ellos que procuro seguir practicando ha sido liderar sin drama, porque el drama solo genera ansiedad en los equipos y distrae la atención de lo que realmente es importante. Iceman lo reflejaba de manera impecable con acciones sencillas, una de ellas era que no perdía el tiempo buscando el culpable cuando algo salía mal, su foco era como tomar acción rápida y tenía la disciplina de realizar sesiones de lecciones aprendidas, donde discutimos la causa raíz para mejorar en la siguiente decisión.

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El fin justifica los medios

Cuando el poder de los psicópatas es negativo, estos líderes son amorales, carentes de empatía y su capacidad de manipular les permite escalar en las organizaciones, pero su éxito tiene un precio: suelen ser conflictivos y destructivos. También terminan convertidos en pequeños dictadores, que sólo contratan o se rodean de seguidores con una gran capacidad de ejecución de las instrucciones recibidas, so pena de ser desterrados, o, peor aún, ejecutados.

Estos psicópatas crean “culturas del miedo”, en donde en todo momento tienes que cuidar cada palabra que dices porque puede llegar a oídos del líder, y como todos necesitan ganar indulgencias del jefe, las personas están dispuesta a acusar a un compañero con tal de ganar favores o beneficios, o al menos distraer la atención de problemas propios que no ha resuelto, de modo que necesitan que otra persona pague por lo malo que ha sucedido. De hecho, se celebra encontrar al culpable para cualquier situación fuera de control.

Un comportamiento común de estos psicópatas es la “triangulación”, que significa solicitar la misma tarea a varias personas, buscando que entre ellos se peleen porque quien será el primero en complacerlo. También, “triangulan” la información que entregan a sus equipos, dando solo un pedazo a cada uno de sus colaboradores, de modo que nadie sabe realmente cual es el desafío a resolver.

Estos psicópatas se convierten en destructores de talento, causando que las personas duren muy poco y sus compañías presentan altos niveles de rotación, problemas de salud mental y física, donde es normal ver a personas fatigadas porque “todo es para ayer y todo es importante”

Reconociendo y abordando el problema

Reconocer y abordar el problema de los líderes psicópatas en el poder es un paso crucial para proteger nuestras compañías y nuestra sociedad. Debemos permanecer atentos a las señales de alerta y promover una cultura organizacional que valore la transparencia, la honestidad y el bienestar de los empleados sobre el poder. Fomentar una comunicación abierta y un liderazgo basado en la colaboración puede ayudar a prevenir la promoción de líderes tóxicos.

Los líderes tenemos un impacto descomunal en la cultura, el compromiso y la productividad, porque las personas observan su comportamiento, hacen lo que sus líderes y aprenden de la forma en que los líderes recompensan o castigan. Somos llamados a crear culturas donde las personas pueden sentirse seguras, en entornos donde puedan brillar con sus talentos naturales, solo así podremos tener una compañía sostenible.

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