
Recuerdo mis primeros años en cargos gerenciales, esos en los que la inseguridad y el deseo de impresionar se mezclaban en cada reunión o presentación al equipo directivo.
En cuanto alguien comenzaba a explicar algo, me encontraba interrumpiendo, tratando de terminar las oraciones de los demás, con la necesidad de demostrar que sabía de lo que hablaban o, quizás, de probar lo competente que era.
Esta misma actitud la llevaba a casa. Mi esposa, con la paciencia que solo ella tiene, me pedía, con cariño, que la dejara hablar y, sobre todo, que escuchara lo que realmente quería decir.
La realidad es que, en el camino del liderazgo, aprender a callar y escuchar se ha convertido en una habilidad rara, casi en extinción. Un arte que no solo requiere paciencia, sino también una buena dosis de humildad.
Hablar más no te hace mejor líder
Con el tiempo, empecé a practicar este arte del silencio y me sorprendió descubrir cuán fácilmente caemos en la trampa de:
- Demostrar constantemente lo que sabemos, como si tener la razón fuera la única forma de ser visto como competente.
- Sentirnos obligados a hablar en una reunión, incluso cuando lo único que hacemos es repetir lo que ya se dijo, solo para “complementar” la idea.
Pero esa necesidad de hablar sin cesar, lejos de agregar valor, genera el efecto contrario. En lugar de escuchar activamente para entender la causa raíz de un problema o, simplemente, para ofrecer un espacio donde la otra persona se sienta comprendida, nos convertimos en un ruido más en la conversación.
El liderazgo está en la escucha, no en el discurso
No siempre es necesario demostrar lo que sabes. Aunque tengas las respuestas, delegar efectivamente y empoderar a tu equipo les permite también brillar. La comunicación efectiva no se trata de quién habla más, sino de quién logra conectar mejor.
En este sentido, sé claro y conciso en tus mensajes. Evita la charla innecesaria porque, al final, en el liderazgo lo que importa es la comunicación precisa y significativa. Un líder que domina el silencio sabe cuándo intervenir y cuándo dejar que su equipo tenga voz.
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Conversemos aquíEscuchar: la habilidad que potencia el éxito
Como decía Baltasar Gracián en El arte de la prudencia: “Hablar poco y bien, o callar, mucho mejor.” Y no es solo una cuestión de sabiduría antigua. Según un estudio de The International Listening Association, el 85% del éxito profesional depende de la habilidad para escuchar, no solo de hablar.
Vivimos en un mundo donde la rapidez y la sobrecarga de información nos asfixian. En este contexto, ser capaz de quedarnos en silencio y escuchar activamente no es solo una habilidad, es un superpoder. Y ese superpoder es lo que, como líderes, nos permite conectar realmente con los demás, comprender sus necesidades y guiarlos hacia el éxito.
Aprender a escuchar no es una acción pasiva, sino una estrategia de liderazgo activa. Aquellos que dominan el arte del silencio logran mayor impacto que quienes buscan hablar más.