Recuerdo cuando me promovieron a mi primera posición ejecutiva, o como dicen los gringos a un cargo C-Level. Después de celebrar con mi familia el logro, empecé a asumir mis nuevas responsabilidades pensando que se trataba de seguir el método que me había funcionado. Y por esta razón seguí muy activo en todas las reuniones de trabajo, empecé a delegar más, aunque me involucraba en las decisiones que consideraba relevantes y me aseguraba de ayudar al equipo en la ejecución de los proyectos para que me vieran como uno más del grupo.
Pero pronto la avalancha de información recibida se triplico y las reuniones con el equipo directivo no me daban un respiro. Entonces empecé a darme cuenta de que los resultados no llegaban y tenía poco que mostrar de mi gestión.
No era una falla de esfuerzo, sino de perspectiva. Tuve la suerte de contar con un mentor que me ayudó a cambiar el modo de liderar: salir del “sí, jefe” para entrar al “¿qué necesita el equipo?”.
El salto cuesta más de lo que crees
Un dato brutal: entre el 40 % y el 60 % de los ejecutivos no sobreviven los primeros 18 meses en su nuevo cargo. No porque sean malos, sino porque el salto requiere un cambio de mentalidad, no solo de rol.(ecp-careers.com)
Mi proceso todo tiempo, pero empecé a cambiar mi método de trabajo y acá te dejo algunas estrategias útiles para tu proceso.
- No tienes que demostrar que eres el más inteligente. Más bien rodéate de quienes te superen en áreas clave.
- Haz más preguntas y da menos respuestas. Esa curiosidad por entender las diferentes situaciones te ayudará a entender la causa raíz del problema.
- La ejecución debe ser delegada. Tu rol es diseñar el sistema que lo haga, no hacerlo tú mismo. Será clave diseñar métodos efectivos para hacer seguimiento al progreso.
- Comunica en todos los canales. Escucha en todos los niveles para tomar decisiones con perspectiva real. No limites tu información a un grupo reducido de personas.
Así que sí, esta promoción es peligrosa y tienes que cambiar el chip porque los desafíos cambian y sin darte cuenta puedes sentir que diste un salto sin paracaídas.
¿Ya viviste tu primer ascenso traumático o estás por darlo?