En el mundo corporativo aún hay líderes que creen que atraer talento joven se resuelve con una sesión de fotos en una oficina con puff, cafecito de origen y una frase en la pared que dice “Somos familia”. Pero no es 2005. Los jóvenes no están buscando familias empresariales disfuncionales ni líderes disfrazados de gurús de LinkedIn.
Están buscando coherencia.
📣 Quieren que el video y el audio coincidan: lo que les dices en entrevistas debe parecerse, aunque sea un poco, a lo que viven el lunes a las 8:00 am. Y no hablamos de perfección, hablamos de autenticidad.
El talento joven tiene más radar y menos paciencia
Los líderes mediocres que sobreviven por antigüedad, no por mérito, se enfrentan a un nuevo enemigo: la Generación Z (y sus primos los millennials tardíos).
Esta generación no negocia con jefes sin propósito. Si no sienten crecimiento, se desconectan más rápido que el Wi-Fi del aeropuerto.
🔍 Según la Encuesta Global 2025 de Deloitte:
- El 89% de los Gen Z y el 92% de los millennials afirman que el propósito es clave para su bienestar y permanencia.
- El 44% ha renunciado por no encontrarlo.
- Y más del 40% ha rechazado trabajos o proyectos que no conectaban con sus valores.
¿La marca empleadora? Importante.
¿El propósito vivido? Fundamental.
No buscan trabajo. Buscan un pacto emocional
Hoy, cada contrato tiene una cláusula invisible: el “contrato emocional”. No lo firma Recursos Humanos, lo firma el alma.
Y este pacto se rompe muy fácil: basta con un jefe que ignora, un liderazgo incoherente o una organización que promete evolución, pero premia la obediencia.
Lo que buscan es tangible:
- Mentores reales (no solo coaches con frases recicladas).
- Feedback útil (no motivacionales vacíos).
- Coherencia (no slogans).
- Y sí, salario competitivo, pero no como único motor.
Si la empresa no calibra ese contrato emocional de manera constante, el resultado es simple: desconexión emocional seguida de renuncia silenciosa.
¿Y el rol del líder? De gurú a guía
No buscan superhéroes. Ni gurús.
Buscan personas.
Referentes que sepan escuchar, que admitan errores y que se atrevan a acompañar sin pretender salvar.
📊 Randstad lo dejó claro:
- El 58% de los jóvenes ha dejado un trabajo por el estilo de liderazgo.
- El 42% lo haría si no hay desarrollo real.
Y desarrollo no significa escalar posiciones sin sentido.
Significa explorar, aprender, equivocarse, crecer.
Significa liderazgo humano.
El cementerio de potencial
He conocido empresas que se autodenominan “escuelas de líderes” pero en realidad son cementerios de potencial. Jóvenes brillantes que entran con sueños y terminan actualizando LinkedIn desde la sala de reuniones.
Lo triste no es que renuncien.
Lo triste es que se queden… resignados.
¿Qué puedes hacer HOY?
El talento joven no necesita discursos, necesita actos. Y necesita líderes con humildad suficiente para reconocer que lo viejo ya no sirve. Aquí van 4 acciones prácticas:
- Cercanía real: Escucha lo que les importa. No lo que tú crees que debería importarles.
- Conversaciones con sentido: Comparte, no presumas. Guía, no pontifiques.
- Sinceridad radical: La verdad sin filtro construye más que el optimismo tóxico.
Autenticidad sin ego: Admitir que te equivocas no te quita liderazgo, te lo multiplica.
