13 Ago 2025
José Echeverri

¿Necesito ser querido o respetado?

Muchos líderes siguen atrapados en esa falsa dicotomía.
Creen que, si se muestran cercanos, pierden autoridad. Y si son exigentes, pierden humanidad.
Pero el liderazgo real no se trata de elegir entre empatía o exigencia.
Se trata de construir un estilo donde la cercanía no debilita, sino potencia el respeto.

Esta es una pregunta recurrente entre líderes: ¿cómo puedo ser percibido como cercano… sin perder autoridad?

Muchos jefes creen que la cercanía se paga con relajamiento y bajo desempeño. Que generar presión—una pizca de temor incluso—es el ingrediente secreto para sostener la tensión y lograr resultados.

Mi propuesta es otra: el liderazgo no es una elección entre afecto o control. No se trata de ser un líder «querido» como si compitieses en un reality de popularidad, ni de ser temido como un dictador corporativo. Se trata de comprender que respeto y cercanía pueden coexistir, y es urgente romper ese paradigma anticuado.

Es normal sentir miedo. Miedo a ceder autoridad si abres tu humanidad. Miedo a parecer débil si acercas. Y a la inversa, miedo a parecer inhumano si exiges. La clave no está en evitar esos miedos, sino en aprender a navegar entre ellos.


Tres prácticas que me han funcionado:

1. Claridad de expectativas
No supongas que todos entienden. Comunica con brutal claridad lo que esperas. Valida que haya comprensión real. Muchos líderes creen en la telepatía corporativa… y se estrellan cuando nadie entiende lo mismo, generando frustración en ambos lados.

2. Seguridad psicológica real
Equivócate y ten la valentía para contarle a tu equipo. Pregunta desde el interés —no para defender tu ego—. Reconoce cuando alguien tiene más experiencia. Esto permite que las voces distintas se sientan seguras, y que el respeto florezca desde la vulnerabilidad.

3. Acompañamiento exigente
Cuando las expectativas están claras, no basta con exigir: es necesario acompañar. Practica más el rol de mentor que el de jefe, detecta cuándo alguien necesita respaldo, y retroalimenta con claridad, sin ambigüedades.


Una estadística que duele:

Empleados que sienten respeto por sus jefes tienen un 63 % más satisfacción laboral, y son 55 % más comprometidos y 110 % más propensos a permanecer en la organización.
(blog.leadr.com)
Eso no es amor popular: es cultura fuerte, clima que resuena, compromiso que pagará con resultados.


Olvida la disyuntiva entre cariño y autoridad. La verdadera influencia surge cuando eres cercano sin perder tu centro, exigente sin deshumanizar, responsable sin ser tóxico.
El liderazgo no es un show, es una construcción emocional. Y esa construcción se sostiene con respeto —el que se gana, no el que se impone—.

¿Y tú, cómo equilibras cercanía y autoridad en tu liderazgo?

#LiderazgoImperfecto #Respeto #Humildad #Cultura #Liderazgo #Management

Suscríbete a nuestro newsletter